William nació en una aldea remota de Malaui. Fascinado desde niño por la electricidad, deseaba estudiar ciencias, pero una terrible hambruna devastó las pocas pertenencias de su familia y los convirtió en indigentes de la noche a la mañana. William tuvo que dejar los estudios y ayudar a sus padres, pero se negó a abandonar sus sueños… Con unos pocos libros de ciencias hasta entonces olvidados abordó un osado plan: proporcionar a su familia electricidad y agua corriente. Con chatarra, piezas de tractor, algunos trozos de bicicleta y un entusiasmo sin límites fabricó un molino de viento.
El chico que le puso hélices al viento

